Hola de nuevo! ya estamos de vuelta en nuestro blog, esta vez para contarte la entrañable historia de Jaime, un chaval muy majo que gracias a su querida hermana consiguió alquilar un piso.

Te recomiendo que no te pierdas la historia pues es un tanto graciosa.

Os dejo con nuestro amigo Jaime y sus divertidos que haceres…

Menudo lío en el que nos hemos metido con esta nueva moda de las tecnologías, ahora se hace todo por internet, un agobio increíble  para aquellos a los que nos cuesta manejarnos en este ambiente… como si ya fuese poco manejarnos en el mundo real en el que habitamos. Pues nada, os voy a contar mi historia, que se traduce en que aquí me veo a estas edades ya teniendo que ponerme las pilas en asuntos de esta índole para no quedarme obsoleto con todo estos cambios. ¡Encima yo! que lo más tecnológico que tuve fue un reloj negro de marca Casio, de esos que teníamos todos en la EGB, aunque el mío era de última generación ya que hasta venía con luz y todo.

Bueno también tenía un Spectrum al que acoplaba a la tele y donde pasaba horas y horas pegado a la pantalla de la caja viendo como una bola iba de extremo a extremo de la pantalla y como dos rayitas subían y bajaban por los lados a modo de raqueta golpeando la bola, menuda imaginación, ¡Eso sí que eran buenos tiempos!

Pues veréis, esta necesidad de ampliar conocimientos de internauta aparecieron cuando me disponía yo muy iluso a poner mi piso en alquiler, decorándolo y ultimando todos los detalles para que luciese de lo más lindo, vamos un piso digno para Paris Hilton, ¡hasta coqueto y todo!

Mi mundo se me echó abajo cuando me aparece en escena mi hermana, de la cual hay que mencionar que no solo se le da bien todo esto del mundo de las redes sociales e internet, sino que además yo pienso que la tía es medio hacker a parte  de una gran experta dando por el coñazo. Pues bien, la tía me viene y me deja caer como el que no quiere la cosa y dando donde más duele dejándome a la altura del betún… ¿No piensas colocar la venta de tu piso en internet? Ahora todo el mundo lo hace to por ahí.

Empezaron a entrarme los sudores fríos y comencé a cuestionarme la forma de proceder después de esto y me pregunté a mí mismo… ¿Qué he estado estos meses partiéndome el lomo trabajando como un mulo tirando de un arado y dejándolo todo más lustroso que una patena para que venga la enterailla de mi hermana a decirme que así no voy a conseguir alquilar mi vivienda, manda narices el asunto. Mi gesto y mi mirada fue fulminante, me había tocado la moral y pagaría por ello.

Por cierto, te voy a mostrar las fotografías de mi casa, para que no te pienses que no era todo oro lo que relucía cuando mentaba a Paris Hilton 😉

Mantuve la integridad física porque si hay algo que me caracteriza es la mesura, aunque por dentro estuviese comiéndome los mil demonios y con ese pedazo de orgullo que tengo contesté para salir airoso del encontronazo… ¡Pues claro que pienso ponerlo en internet! ¿Qué pensabas? Ya lo tengo todo en marcha. Dicho esto me quedé tan pancho, casi creyéndome yo mismo mi propio embuste.

Evidentemente todo esto manteniendo el tipo mientras mi cabeza empezaba a divagar pensando a ver qué carajo hacía yo ahora con el asunto del dichoso alquiler del piso.

Madre mía… se me cayó el alma a los pies… sobre todo al descubrir que me había convertido en un ser anticuado, pasado de moda y con más polvo encima que la casa de la familia Adams y la de Frankenstein juntas.

En cierto modo los años pasaban, las modas cambiaban a una velocidad desorbitante y ahí en medio estaba yo, un ignorante de todo el sistema completamente indefenso y perdido.

¡S.O.S, necesitaba ayuda urgente y ponerme en acción pero a la de ya!

Todo esto se convirtió en una gran revelación para mí, me convertí en un iluminado… La recogía, como la llamo de vez en cuando, había herido mi orgullo y por lo tanto tenía que caer encima de esa mocosa que desde el momento que apareció en nuestra familia, seis años después de mí, me había hecho pasar a segundo plano. Esto no iba a quedar así, ¡ni mijita! Esto tenía que remontarlo, las victorias son más dulces cuando se planean con tiempo, por lo que me puse manos a la obra y en cuestión de segundos ya estaba maquinando la estrategia perfecta.

Elucubrando cómo alquilar mi piso como un poseso

Aproveché mi tarde libre, la cual pensaba destinar para hacer deporte… pero ¡qué más da!, ya empezaremos el lunes próximo, lo mismo da una semana más que menos… Dejé de lado la tarde activa que tenía planeada en el gimnasio para enclaustrarme en mi propia casa, atrincherarme ante el pc con una buena taza de café colombiano acompañado de mi gato y dejarme abducir por un mundo completamente nuevo para mí.

Encendí el ordenador, esa cosa que solo uso de vez en cuando para ver el Facebook y el Twitter, más que nada como patio de vecino, para qué nos vamos a engañar, para poder cotillear a esos personajes que tengo  de amigos pero que apenas conozco.

Gracias al increíble Dios para todo, me refiero al Google, ese que está para cualquier desavío y que jamás me falla cuando irremediablemente tengo que acudir a él, me propuse empaparme de toda la información que había colgada en la red sobre las posibilidades de alquilar un piso empleando estos métodos tan brillantes y efectivos de compraventa. ¡Vamos toda una odisea! Nada que envidiar al viaje del mítico Ulises, este mundo era mucho peor.

En cuestión de una hora ya me creía hasta experto en la materia inmobiliaria ¡fíjate tú si seré iluso! Sin embargo “mi gozo cayó en un pozo”, en el momento que empecé a ver pisos en alquiler muy similares al mío, esa forma de ofertar el piso como si se tratase de una mansión de lo más chic, cuando podía ser un cuchitril de cuatro paredes me dejó perplejo por lo que me dije: No tengo ni idea para esto, así no vas a conseguir nada de nada chaval.

Jaime comparando pisos de alquiler.

Evidentemente nadie o casi nadie visitaban mi anuncio, como mucho para hacerme algún inciso sobre mis faltas de expresión, lo que me hacía decepcionarme más aún y ver más cercano mi fracaso. Eso de leer que en tu bandeja de entrada tienes un mensaje esperándote impaciente y descubrir que en vez de interesados en mi flamante anuncio eran interesados en decirme… capullo escribe bien que ático es sin h, hizo que me replantease mi situación. En definitiva… una experiencia desmoralizante, al final iba a tener que darle la razón a mi hermana de que no sirvo para esto.

Sin embargo, como caído del cielo y justo en el momento en el que lo necesitaba tuve una iluminación, vamos que parecía Santa Teresa de Jesús en pleno éxtasis divino con los ojos hasta vueltos, apareció ante mí un post de un blog  en el que se mencionaba a las agencias de gestión inmobiliaria. ¿Pero esto que coño es? Me dije para mis adentros.

Acto seguido empecé a indagar en el asunto queriendo llegar al fondo del ajo. ¿Cómo? ¿Que todo lo que me estaba calentando yo en hacer con mi piso para hacerlo más vistoso ya lo pueden hacer otros por mí?

Me ofrecían asesoramiento, respaldo con los problemas que pudiera surgir, me hacían la publicidad del inmueble… vamos que me lo hacían todo, más completito imposible.

No lo dudé ni un momento, esa agencia estaba destinada a encontrarme a mí o yo a  ella, o quizás esto sea como esa leyenda del “hilo rojo enredado”, si si, esa que dice que estamos predestinados a conocernos desde que nacemos, a alguien porque nos tienen conectados desde que nacemos, pues eso mismo pensé yo de lo que aparecía ante mis ojos.

Fue un amor a primera vista, un encuentro fortuito que me dejó anonadado, medio acarajotado incluso…

Había conseguido mi propósito, por fin tendría lo que tanto ansiaba, mi dulce victoria en esta guerra fraternal.

Y como yo soy muy maestro liendres, que de todo sabe pero de nada entiende, mantenía en casa la pose de que todo estaba más que controlado, cuando la pura verdad era que aún no sabía cuál podría ser el futuro destino de mi inmueble. Ahora tocaba entrar de lleno en el tema y dejarse aconsejar en lo que no tenía ni pajolera idea.

Contacte acto seguido con una empresa de gestión inmobiliaria, cosa que ya para mí fue todo un logro, ya que hasta enviar un email era un árduo trabajo para mí y lo mejor de todo es que para mi gran  sorpresa me lo hacían todo.

Es cierto que ya no saben ni que inventar, no solo te colocan el piso y te buscan el inquilino perfecto… ¿pero eso existe? Sino que además se encargan de toda la gestión y papeleo, esto ya me enamoró al máximo, yo que en temas de papeleo tampoco me manejo mucho.

Y ante mí un blog en el que se mencionaba a las agencias #inmobiliarias ¿Pero esto que coño es? Clic para tuitear

Parecía como si detrás de la web se encontrase un grupo de enanitos encargados cada uno de una labor dentro del tema para llevar a cabo esta empresa. Ya ves tú si llego yo a saber esto antes, la de calentamientos de cabeza que me podría haber evitado, bueno, yo y mi familia porque cuando ando así me pongo insoportable.

Como para algunas cosas soy más flojo que un muelle de guita lo dejé todo en sus manos y me desentendí del asunto del piso. Que alegría de vivir sin tener preocupaciones me dije a mí mismo.

Pasaron un par de semanas cuando para mi sorpresa me llaman para citarme y poder enseñar el cuchitril a unos posibles compradores, coqueto eso sí pero cuchitril de apenas 60 m2 al fin y al cabo para que nos vamos a engañar. Mis indagaciones habían dado sus frutos, por fin estaba más cerca de poder alquilar mi pisito y todo casi sin esfuerzo.

Desde entonces empecé a sentir esas ansias de seguir explorando el mercado, tanto que hasta decidí hacerme con más casitas y dedicarme a esto de los alquileres.

Mi ambición que estaba pasando por una mala época, se estaba viendo animada a seguir con estos negocios que se habían vueltos tan sencillos desde que la agencia de gestión inmobiliaria entró en mi vida. Sin lugar a dudas este trabajo  increíble para mí, un chollo vaya, ya que desde el sofá, con mando en mano y la rubia bien fresquita en la otra mano, gestiono todo.

Bendito sea el momento en el que volví a encontrarme con la listilla de mi hermana pequeña, ocurrió semanas después en una de esas deseadas comidas familiares donde nos encargamos de sacar los trapillos sucios de todo el vecindario. Pude por fin saborear la victoria en mi propio paladar y comprobar que tengo algo de sádico en la sangre, cuando llegó el momento de hablar de ese pisito que ella esperaba que siguiese deshabitado.

Menuda sorpresa se llevó la tía cuando no solo se enteró de que estaba ocupado para una larga temporada y con unos inquilinos muy de fiar, porque otra cosa no, pero la empresa de gestión inmobiliaria, la cual me lo gestiona todo, les hace hasta el tercer grado a los inquilinos. Ya dejé a todos estupefactos pegados a sus sillas cuando además les informé de que estaba en marcha algún que otro proyecto relacionado con el tema de alquileres.

La agencia #inmobiliaria les hace hasta el tercer grado a los inquilinos... Clic para tuitear

Si es que el que quiere puede, como suele decirse y en mi caso solo fue ponerse y tener la suerte de encontrar mi hilo rojo en esto de los negocios.

La que hasta entonces era mi hermana más tocapelotas, no solo me mira con respeto y admiración, sino que además me pide consejo sobre casas, si es que nunca sabemos cuándo estaremos arriba y cuando nos tocará estar abajo. Así de cruel y dura es esta vida.

Y así sin más me vi metido en este negocio, con la máxima tranquilidad, sabiendo que apenas tengo que preocuparme de nada. Yo que hasta ahora era la oveja negra de la familia, esa que no conseguía un trabajo decente y la que siempre se había descarrilado un poco, ¡qué le vamos a hacer!

Como se dice, los tiempos cambian y en este caso yo también he cambiado con ellos.